Siempre he sido muy analítica y autocrítica. Le he buscado los porque a todo y casi siempre he hallado respuesta. Eso me ha permitido ponerle nombre a las emociones y ademas saber que cosas las produce. Esto es una suerte porque si quieres (y solo si quieres) puedes cambiar esa cosa para sentirte diferente. Otras veces no depende de ti cambiar nada.
En ocasiones me empeño en no saber lo que me pasa, pero creo que es mentira, siempre lo se. Lo único que no quiero admitir que tal o cual cosa me hace sentir así o asado.
Hay un sentir que es uno de mis preferidos, solo lo siento de vez en cuando, pero es algo tan grande que merece la pena esperar. Voy a intentar describirlo:
Este sentir empieza por la vista, son las misma calles de siempre, la misma gente desconocida, pero ves muy diferente, ves mucho, lo ves todo. El tacto siente la brisa, haya o no haya aire, respiras profundo. Lo hueles todo. Da igual lo que hayas hecho ese día, es lo mas importante que has hecho nunca. Algo sientes en el pecho, en serio, es mucho amor por la vida y todo te parece grande, no bonito ni bello, todo es grandioso. Dios mio es tan increíble ese momento que me brinda la vida que no me importa que sea tan efímero. Ojala todo el mundo pudiera sentir eso al menos una vez en su vida.
Hay sentires (no se si existe esta palabra pero es la que quiero usar) que me han abandonado, pero supongo que son más propios de una etapa concreta de transición a la edad adulta.
Hay otra cosa que me gusta sentir, es la armonía, ese perfecto equilibrio. La armonía respecto a todo lo que me rodea, pero sobre todo la armonía con mi pareja. Es muy difícil de conseguir y más aun de mantener, pero sentirla, aun de vez en cuando, me hace pensar que vivir en ella es posible.
Hay otros sentimientos que me hacen sentir mal, pero no tengo ganas de recordarlos ahora, quizás un día que lo sienta...
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