miércoles, 9 de noviembre de 2011

CIMIENTOS QUE TIEMBLAN

Después de dos semanas o tres (ya no lo se) hoy necesito expresarme sobre un tema que me ha tocado el corazón. Quizás este magnificándolo un poco porque llevo algunos días demasiado triste y me siento muy vulnerable. Es sobre la amistad, una de las cosas que más valoro en esta vida.
Y estoy muy triste porque a veces no veo todos esos amigos que tengo, se que están, pero no los veo porque estoy triste.
Mis amistades suelen tener fuertes cimientos que jamás se inmutan, no importa el tiempo que pase, los cimientos están ahí aunque no se vean y aunque a veces se derrumbe todo aquello que queda por encima de la superficie.

Los cimientos de la que fue mi mejor amiga (sin suplente conocida hasta el momento) temblaron hace un par de semanas. Cuando hace 1 año y pico se quito del mapa, yo me sentí muy mal, me quede sin confidente, sin apoyo, sin esa persona especial que nunca te falla. Solo hasta que paso un tiempo pude dejar de estar enfadada y alegrarme de verdad por ella. Y más aun me alegre cuando no hace mucho volvía a compartir cosas con ella, poco a poco volvía a labrar nuestra amistad.

La he notado tantas veces a la defensiva, me he dado tantas veces contra un muro, que empiezo a comprender que quizás nunca supe ser su amiga. Para mi una amiga es la que te dice lo que piensa a la cara aunque duela pero después te da la mano te la pone en el corazón y te acepta y te quiere tal cual, cambies o no aquello que duele.
Por fin hemos hablado, algunas cosas me hubiesen gustado oírlas en su tiempo, pero ahora puedo comprender algunas cosas que antes no entendía y me da tanta pena que se haya sentido “machacada” y me siento tan imbécil de haber puesto en tan alto pedestal a alguien que ahora parece que casi he martirizado que no logro asimilar todo lo que nos dijimos ayer. Me doy cuenta que yo ahora también necesito un poco de tiempo. Tiempo para confiar otra vez en ella y tiempo para querer que ella confíe en mi.

Es por esto y otras muchas cosas, que de un tiempo acá porto una coraza gruesa.
Me doy cuenta de lo mucho que necesito un cambio de aires y tener una perspectiva muy diferente de la que tengo ahora de todo lo que me rodea.

Tengo mucha mierda ahora encima, odio la mierda que flota. Y cuando digo mierda me refiero a frustraciones e historias que como alma de artista bohemia y soñadora tengo. 

1 comentario:

fuegoensagitario@hotmail.com dijo...

Las amistades vienen y van, Tania... y en esos viajes algunas se quedan para siempre y otras zarpan hacia nuevos puertos.

Yo siempre he pensado que a veces creemos que somos amigos de alguien porque compartimos un tiempo donde los dos éramos iguales, en el sentido de las necesidades de cada uno. Con la edad me he dado cuenta que en verdad tengo los amigos que siempre estuvieron a mi lado, o sea, los amigos que pasado la novedad, siempre me siguieron importando, por mucho que el tiempo, las responsabilidades o la distancia me aleje de ellos por un tiempo, se que lo que nos ata no son cadenas, al reves, es una necesidad fehaciente de que nuestra libertad es a la amistad, lo que el mar a las olas.

A veces te das cuenta, después de mucho tiempo, que un amigo y tu ya no tenéis nada en común, o que simplemente tenéis que tomar caminos diferentes. A mi me ha pasado muchas veces, y siempre ha sido uno de mis asuntos más duros, primero de aceptar y luego de asumir y de saber llevar, pero con el tiempo, siempre con el tiempo, me he dado cuenta que si de verdad se pierde el contacto, el felling o la magia con una amistad es porque en realidad nuestros caminos no estaban sellados con la libertad de la amistad eterna, y que por lo tanto, esa persona sólo estaba de paso.

He dejado tantos amigos en el camino... y tantos me han dejado a mi. Pero por el contrario se y me enorgullece pensarlo que tengo amigos y amigas sinceros, de esos que aunque no los veas por mucho tiempo, siempre están allí.

Esta es la amistad que merece la pena. Lo demás, aunque doloroso, está demás. Y todo pasa, amiga, todo... mira yo con el asunto que tu sabes... amigos desde los 14 años, como prácticamente hermanos... pues cuatro años más tarde, después de finalizar aquella relación amistosa, ahora me doy cuenta que en realidad nunca fuimos amigos, o que mejor dicho, si hubiesemos sido amigos de verdad no habríamos dejado que cualquier chorrada hubiese dado al traste con nuestra amistad.

En fin, te llamo en estos días. No te ralles. Piensa en todo lo que tienes que no es poco y recuerda que hagas lo que hagas, todo tiene un porqué.

Un abrazo.