Pues no tardo mucho en aparecer alguno de esos sentimientos "feos". Y es que hoy es un día tonto. Diría que odio los días tontos, pero de vez en cuando ni siquiera esto viene mal.
No es algo que me haya pasado en el día, seguramente con alguna otra cosa me hubiese sentido igual, es que hoy toco describir estas emociones. Son temas familiares de los que quizás escriba algún día.
Aguantar las ganas de llorar no es sano. Intentar hacer cosas de la vida diaria como ir a comprar o recoger ensaladilla rusa a la casa de tu suegra con el pecho encogido tampoco lo es. Te dicen bu! y te rompes. Por lo que nada mas llegar a casa estalle, en la intimidad con la que me suelen gustar hacer estas cosas. Son muchas las cosas que se pasan por tu cabeza y duele, duele taco. Ese momento que no encuentras el sentido, que no merece la pena nada, que no vislumbras soluciones. Ese momento que te ahoga, que parece que no acaba.
Este es uno de los peores sentimientos. Hay otro que me gusta mucho menos, el rencor. Creo que el rencor es el peor porque siempre viene acompañado de múltiples sentimientos ruines y desemboca en otros peores, es como una cadena inevitable. Igual que la envidia.
No soy una persona envidiosa, este sentimiento es raro que lo sienta, pero si tengo que reconocer que soy rencorosa, no lo puedo evitar, tengo mucha paciencia pero cuando me tocan la fibra me es difícil no guardarlo.
Son mis sentires mas menospreciados. Aun así, hay un momento placentero que los acompaña: cuando acaban.
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